sábado, 1 de diciembre de 2012

En el nombre del padre

Abrazados al amor incondicional que se prodigan, Natacha Vázquez y su papá, Sergio, no vidente, desde los 18 años, desandaron los 110 kilometros que separan a San Martín de los Andes de Villa La Angostura, participando de la mítica competencia La Unión Siete Lagos.

Dicen que no hay nada que supere el amor de un padre hacia un hijo, pero, Natacha Vazquez, parece dispuesta a demostrar que el amor incondicional que ella siente por su padre Sergio, es directamente proporcional al orgullo que su papá siente por ella. Es que desde hace algunos años, Natacha guía a su padre, no vidente, en distintas carreras de aventura. En esta oportunidad, la pareja que pedalea a puro amor, participó en una bicicleta tándem, de la competencia de mountain bike, La Unión Siete Lagos.
Natacha tiene 33 años, y pasó toda una vida al lado de su padre Sergio, de 59 años, quién perdió completamente la vista a los 18 para poder salvar su vida. Esa discapacidad le dio a Sergio las fuerzas suficientes como para poder seguir adelante luchando, yendo al frente, trabajando, criando a sus hijos, amando a su familia y mucho más.
“Siempre me gustaron los deportes. Cuando Natacha tenía 5 años salíamos a andar en bicicleta, ella con la suya y yo con la mía, y para guiarme me agarraba de la mano”, expresó emocionado Sergio – y agregó – “Cuando nos compramos la Tándem, (bicicleta doble), salíamos juntos y nos divertíamos mucho. Ella me contaba todo lo que veía de los paisajes, y yo completaba la historia con los otros sentidos. Es la mejor adrenalina que sentí en mi vida”.
Días pasados, Natacha y Sergio, a bordo de una bicicleta tándem, participaron de la mítica carrera La Unión Siete Lagos. Durante casi 6 horas, Natacha guió a su padre por la zigzagueante Ruta de los Siete Lagos, recorriendo juntos, casi fundidos en un mismo cuerpo, los 110 kilómetros que separan a San Martín de los Andes de Villa La Angostura.
Hace más de 10 años, Sergio, venciendo las dificultades de su discapacidad, comenzó a competir en carreras de mountain bike, running y natación acompañado de su hija, quién no puede ocultar en cada palabra, en cada gesto, el enorme orgullo que siente por su papá, y gran satisfacción personal de poder compartir todas las emociones y sentimientos que entre ellos se genera.
“Entre los dos hacemos un buen equipo, estamos muy contentos con la experiencia y disfrutamos mucho la carrera. Se nos salió dos veces la cadena, paramos pocas veces a hidratarnos un poco, y el resto pedaleamos coordinados para que no se nos haga muy pesado el camino”, confesó Natacha, y contó entre risas que aunque no quería comer mucho, Sergio no paraba de pasarle fruta, cereales y agua para no perder las fuerzas.
La mágica ruta de Los Siete Lagos, permite descubrir el imponente paisaje que distingue a la cordillera, con sus lagos, montañas, y la variedad de colores de la primavera. El pasado Sábado, bajo un sol increíble, la familia Vázquez recorrió la ruta desafiando a la par los obstáculos que presenta el camino, entre subidas, ripio y curvas.
“Honestamente no sé cómo hacen, a mí, en varias curvas y bajadas me dio miedo y hasta me costó sostener la bici. En un momento frene para verlos pasar, porque no podía creer la sincronización con la que me movían sus cuerpos”, expresó extremadamente asombrado otro competidor de la carrera.
Bahía La Mansa fue el punto final de la carrera. Un sinfín de aplausos, gritos y emociones se sintieron cuando Sergio y Natacha cruzaron la meta. Verdaderamente un ejemplo de vida, de amor, de familia, demostrando que siempre se puede, no importa la discapacidad, solo teniendo ganas y fuerzas, o como Sergio en este caso: el amor incondicional de su hija Natacha que lo acompaña en momentos de alegría y felicidad. 







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